Cuando se trata de brochas y pinceles nuevos, los especialistas recomiendan que, antes de su uso, sean introducidos en agua hirviendo durante unos segundos. Esto hará que el pegamento que sujeta las cerdas al mango se endurezca y, por lo tanto, se refuerce. Así, la pérdida de cerdas será menor.
Pero antes de meter estas herramientas por primera vez en la pintura, también conviene humedecerlas con disolvente y luego restregarles, con rapidez y sin ejercer mucha presión, contra una pared. De este modo, las cerdas que hubieran quedado sueltas se notarán a simple vista y se podrán quitar. Así se evita que terminen en la superficie sobre la que se trabaja, de donde será más difícil retirarlas.
Cuidado de pinceles tras su uso
Una vez concluida la tarea, cuando se han de guardar los pinceles y las brochas durante alguna temporada, es importante limpiarlos lo más a fondo que se pueda. El primer paso será retirar el sobrante más grueso de pintura, para lo que se puede emplear un trapo o un papel absorbente (puede ser papel de periódico).
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